Luis Mariano - Violetas imperiales (1952)
Luis Mariano - Violetas imperiales (1952)
Alcanzó gran notoriedad como tenor, cantante de operetas y como actor de películas musicales durante los años cincuenta y sesenta, especialmente en Francia que lo consideró también suyo.
Su padre se exilió a Francia con su familia al comenzar la Guerra Civil Española. Marcharon desde Irún a Bayona, donde Mariano formó parte como cantante junto con otros músicos aficionados vascos, también exiliados, de una pequeña orquesta que tocaba en los restaurantes. Luego se fue a Burdeos, donde su padre trabajó como mecánico.
En la escuela se sintió más interesado por el canto y la música que por la gramática y la aritmética. En 1937-1939 formó parte del grupo vocal Eresoinka, con el que actuó en varias ciudades europeas. Fue admitido en el Conservatorio de Burdeos y tomó la decisión de ser cantante de ópera.
En 1940 conoció a Jeanne Lagiscarde, directora de la casa de discos Bermond. Ésta le introdujo en los medios artísticos de Burdeos.
En 1941, durante la II Guerra Mundial, se inscribió en la escuela de Bellas Artes, evitando así que lo enviaran a trabajar obligatoriamente en Alemania.
Lagiscarde lo convenció para probar fortuna en París. Allí viajaron ambos con una recomendación para el tenor y profesor de canto Michel Fontécha. Los primeros meses fueron muy duros, sobreviviendo los dos con lo justo.
En 1943, gracias a Guy Lafarge, conocieron a Max de Rieux, quien lo contrató para hacer el papel de «Ernesto» en Don Pasquale. Posteriormente se entrevistó con el compositor Francis López de origen vasco.
Los programas de variedades y las galas se sucedieron, alcanzando su primer éxito el 24 de diciembre de 1945 con la opereta La Bella de Cádiz, de la cual se publicó un disco del que se vendieron 1.250.000 ejemplares. En esa época llegó a compartir cartel con Edith Piaf e Yves Montand en el Teatro Nacional de Chaillot.
En 1946, Luis Mariano rodó su primera película, Carga clandestina. Durante los años siguientes su popularidad fue en aumento. Su colaboración con Francis López, quien fue el autor de muchas de las letras escritas en francés, consiguió los efectos deseados: el éxito en el teatro con Cantor de México (1951) y en el cine junto a Carmen Sevilla en Violetas imperiales (1952). Las letras de López fueron traducidas al español por José María Arozamena.
Entre 1946 y 1958, Luis Mariano hizo quince operetas musicales y películas; operetas creadas por López o por otros, como, entre otras, Cuatro días en París o A Jamaica, y películas musicales como Carga clandestina, Historia del cantar, Violetas imperiales, El aventurero de Sevilla, Sérénade en Texas y Tzarevitch.
A comienzos de los sesenta, la opereta comenzó a refugiarse en los teatros especializados. Luis Mariano fue solicitado por las televisiones y sus actuaciones continuaron teniendo éxito.
En ciertos momentos se especuló con la posibilidad de que Luis Mariano se retirase del mundo del espectáculo, con la finalidad de hacerse monje o sacerdote.1 Esta falsa creencia se debió a que se retiraba frecuentemente a algún monasterio para descansar.
A finales de los sesenta Luis Mariano se sentía cansado y enfermo. La enfermedad (posiblemente una hepatitis mal tratada) no le permitió acabar una serie de actuaciones, abandonando definitivamente la escena el 10 de mayo de 1970. Murió el 14 de julio de 1970 en París.
Sus restos descansan en el cementerio de Arcangues, en el País Vasco francés, donde Luis Mariano tenía una casa. Su tumba siempre está cubierta de flores y recibe la visita de numerosos admiradores, a pesar de los años transcurridos desde su muerte.
Luis Mariano no fue solamente un astro de la opereta. Fue ante todo un chanteur de charme (vocalista melódico), con todos los atributos de esta función: voz de terciopelo, físico agradable, sonrisa deslumbrante. Talento de múltiples facetas, hablaba varios idiomas, diseñaba sus decorados, su vestuario, los planos de sus mansiones e incluso escribió la letra de algunos de sus cantables. Jean Gabin dijo que hay artistas a quienes se admira y otros a quienes se ama. Luis Mariano pertenecía a las dos categorías.
Grandes figuras del bel canto admiraron a Luis Marianoː desde Maria Callas hasta Cecilia Bartoli. El tenor Roberto Alagna grabó un disco en homenaje para que lo conociesen las jóvenes generaciones.
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