Mecano - Mujer contra Mujer (1986)

 Mecano - Mujer contra Mujer (1986)



Mujer contra mujer es uno de los grandes éxitos del extinto grupo español Mecano, canción que fue bastante aclamada por la crítica al momento de su lanzamiento gracias a la poética construcción de la lírica y al controversial momento que busca comunicar a través de la letra: el amor entre dos mujeres. Esta pieza musical ha sido recuperada por varios artistas —a manera de covers— y la misma Ana Torroja continúa interpretándola en sus diferentes presentaciones.


Como ya se mencionó en el párrafo anterior, Mujer contra mujer es una canción que planteó un tema que en el año en que fue estrenada la canción (1988) era bastante controversial y criticado: la homosexualidad. Una temática que no ha dejado de ser criticada en la actualidad, pero que sí ha ido ganando mayor tolerancia en el mundo. La canción presenta los conflictos a los que se enfrentan las dos mujeres, conflictos tanto internos como externos que las llevarán a reforzar los cimientos de su relación.

Resulta importante señalar que la canción se encuentra narrada por otra persona que conoce, directamente, a las dos protagonistas de la historia; es decir, como si fuera un espectador de las situaciones a las que se enfrentan estas dos mujeres. Ante todo, se aprecia un tono de tolerancia y comprensión por parte de la narradora (se utilizará el término “narradora” a pesar de que la mayoría de las canciones de José María Cano dan a entender que el narrador es un hombre).

Desde los primeros versos de la canción queda clara cuál es la postura de la narradora ante la situación que presentará en las siguientes estrofas. Se menciona que resulta bastante habitual y cotidiano ver a dos mujeres dándose la mano, ya que esta situación puede ser considerada como un gesto de amistad entre ellas, situación impensable si se tratara de dos varones. Esto evidencia algunos de los estereotipos de género que se encuentran cristalizados en la cultura y en la sociedad misma. Al mismo tiempo, esta idea permite que las mujeres de las que habla la canción, puedan disimular su amor ante aquellas personas que desaprueban su relación.

En la misma estrofa continúa desarrollándose pasando de los ámbitos públicos —darse la mano en la calle— a otros más privados —hasta llegar a la intimidad— ámbitos en donde ellas se ven obligadas a “cambiar” u ocultar su afecto con temor al “qué dirán” o al mismo rechazo. Una vez que se ha mencionado que no llama la atención que dos mujeres se den la mano en público, la narradora procede a mencionar que la situación cambia drásticamente en otros espacios. Cuando se encuentran en alguna casa, restaurante u otro espacio más concurrido, las protagonistas se ven obligadas a tomar otras medidas más discretas como darse la mano por debajo de la mesa (“por debajo del mantel”) para que los demás no se percaten de esto.

No obstante, estas limitaciones que ellas se han auto-impuesto temiendo ser criticadas o discriminadas desaparecen por completo en la intimidad en donde dan rienda suelta a su amor. En este espacio ya no serán las manos lo que se encuentre en juego, sino todo el cuerpo: “luego a solas sin nada que perder, tras las manos va el resto de la piel”.

La narración prosigue en una segunda estrofa en donde se presenta directamente la problemática de las dos enamoradas. Ellas se aman profundamente, pero se ven obligadas a ocultarlo por miedo a los demás. Ante las otras personas, ellas son simplemente dos muy buenas amigas que caminan tomadas de la mano y comparten ciertos momentos en el espacio público. Por lo tanto, ellas hallan en la intimidad el espacio perfecto y necesario para ser como realmente son, mostrando los sentimientos que profesan la una a la otra, ya que ahí no es necesario ocultarse de nadie: “aunque en cueros no hay donde esconderlo”.

Será en el coro de la canción en el que se exprese la problemática interna de las dos protagonistas. Ambas están conscientes del rechazo de los demás hacia las personas con tendencias homosexuales, cuyas críticas se encuentran presentes en la misma mente de las mujeres. La narradora menciona que una de las amantes piensa que tener una relación amorosa con otra mujer no está bien y que es algo negativo; una idea que seguramente se asentó en su mente al escuchar el discurso proveniente de la religión en donde se considera a la homosexualidad como una situación “anormal” o que atenta contra la moral y la sociedad misma. La presión ejercida por esta postura ha afectado tanto a la protagonista hasta el grado de que ella misma se considera una mala persona por amar a otra mujer.

Por otra parte, la segunda protagonista se muestra menos afectada por las críticas y por los mismos estereotipos sociales. Esto se evidencia al momento en que la narradora menciona que ella, en cambio, adopta una postura más “relajada” y menos compungida que su compañera. Ésta, únicamente, se limita a dar a entender que así es ella y que no cambiará por las presiones que la sociedad y los demás ejerzan sobre ella: “la otra opina que qué se le va a hacer”. Asimismo, esta segunda mujer se muestra más segura que su compañera, a la cual invita a pasar por alto las opiniones de los demás, ya que lo único que importa es cómo se sientan ellas: “y lo que opinen los demás está de más”.

Los últimos tres versos del coro poseen un gran simbolismo y en ellos recae el mensaje central de la canción. En ellos se menciona lo siguiente: “¿quién detiene palomas al vuelo volando al ras del suelo? Mujer contra mujer”. En estos versos, las dos mujeres son “transformadas” en las palomas que vuelan muy cerca del suelo. El vuelo al ras del suelo se podría entender que, por más cerca que se esté de estas dos mujeres y se intente frenar su vuelo (su amor), esto será imposible, ya que el amor que profesan la una hacia la otra es demasiado fuerte y capaz de sortear las críticas y la misma discriminación.

Tras el coro se presenta una tercera y última estrofa en donde la narradora adquiere mayor participación dentro de la trama, todo esto a través de supuestos a cómo reaccionaría ella ante tales situaciones. Ante todo, la narradora menciona que ella no es nadie para juzgar su relación: “no estoy yo por la labor de tirarles la primera piedra”. Incluso, se plantea el hecho de que si alguna vez llega a “descubrirlas” demostrándose su amor, jamás se atrevería a atacarlas o a criticarlas; en su lugar, da a entender que nada cambiaría en la manera en que las ve: “si equivoco la ocasión y las hallo labio a labio en el salón ni siquiera me atrevería a toser”.

Pareciera que a través de la narradora se presenta un mensaje a los oyentes en donde se invita a la tolerancia y, sobre todo, al respeto: “Si no gusto ya sé lo que hay que hacer”. Con este verso, se da a entender que si a alguna persona no le agrada o no se siente cómodo viendo a dos mujeres juntas como pareja, lo que debe hacer es guardar sus comentarios para sí mismo y evitar fomentar un discurso de discriminación o de odio. No obstante, la narradora da a entender que las dos protagonistas han sabido salir adelante y han logrado fortalecer, en cierto modo, su relación a través de las críticas y ataques a los que se han enfrentado. Todo esto se expresa de una manera bastante poética en la lírica en donde se menciona que cada una de las “piedras” que les han lanzado a las dos mujeres, han sido utilizadas como los cimientos sobre los que ellas continúan construyendo su pared (su relación, su estabilidad): “que con mis piedras hacen ellas su pared”.

El mensaje de Mujer contra mujer se centra en el respeto, en la tolerancia y en la apertura que se deben tener hacia los demás, sin que importen realmente las tendencias y preferencias sexuales que posean, ya que no se podrá detener a las palomas que vuelan al ras del suelo.

Análisis de la música:

La musicalización de Mujer contra mujer consta de dos grandes momentos. El primero de ellos comienza tras un fugaz acorde interpretado por el piano, segundos después se une a la canción la inconfundible voz de Ana Torroja. Durante la primera parte de la canción se cuenta con un arreglo cien por ciento acústico en donde sólo es posible identificar el piano como primera voz de los instrumentos y, conforme la lírica se aproxima al coro, un ensamble de cuerdas (principalmente violines).

En el coro de la canción se presenta un aumento considerable de intensidad tanto de los instrumentos como de la misma interpretación vocal. Después de éste tiene lugar un brevísimo intermedio de dos o cuatro compases en donde continúa destacando el papel protagónico del piano.

Conforme empieza la segunda parte de la canción es posible distinguir un cambio considerable en la musicalización. Pareciera que lo acústico ha quedado atrás permitiendo la inclusión de otros instrumentos —junto con el piano— a la canción como la batería y el bajo, los cuales aumentan la intensidad de la canción, así como la fuerza del mensaje que busca ser comunicado.

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